13 mar 2024
Cuidado Dental en Niños: El Hábito se Forma Desde Chicos
La salud bucal infantil como base del desarrollo
El cuidado dental en la infancia no es solo una cuestión estética ni un hábito secundario: es parte esencial del desarrollo físico, emocional y social del niño. Una boca sana influye directamente en la alimentación, el lenguaje, el sueño y la autoestima. Aunque a muchos adultos les sorprenda, los dientes de leche requieren la misma atención que los permanentes. No solo guían la erupción correcta de los dientes definitivos, sino que también cumplen funciones fundamentales en la masticación y fonación.
El error más común es pensar que las caries en los dientes temporarios “no importan” porque esos dientes “se van a caer”. Pero una carie no tratada puede generar infecciones que afecten el hueso, el crecimiento del maxilar, o incluso extenderse a otras partes del cuerpo. Por eso, la prevención y la educación desde los primeros años es la herramienta más poderosa que tenemos como padres, docentes y profesionales de la salud.
La visita al odontopediatra debería iniciarse al cumplir el primer año de vida, o desde la salida del primer diente. Es una instancia clave no solo para revisar la salud bucal, sino para crear un vínculo positivo con el entorno odontológico y evitar el miedo a “ir al dentista” en etapas futuras. Una buena experiencia inicial puede marcar la diferencia para toda la vida.
Hábitos, alimentación y educación: una alianza necesaria
Uno de los pilares del cuidado dental infantil es la creación de rutinas diarias. El cepillado debe realizarse al menos dos veces al día, con una pasta dental adecuada para la edad del niño (con una cantidad mínima de flúor y bajo control adulto). Hasta los 8 años, los chicos no tienen la destreza manual suficiente para hacerlo correctamente solos. Es clave que los adultos supervisen, refuercen la técnica y acompañen con paciencia.
Además del cepillado, es importante limitar el consumo de azúcar, sobre todo entre comidas. Jugos industriales, golosinas pegajosas o cereales azucarados son algunos de los principales causantes de caries en niños. También hay que tener cuidado con el uso prolongado del biberón o chupete, especialmente durante la noche, cuando la producción de saliva disminuye. La llamada “caries del biberón” es una afección frecuente y evitable.
En cuanto a la prevención profesional, las técnicas de sellado de fosas y fisuras permiten proteger los molares permanentes mediante una resina protectora que impide la acumulación de bacterias. Es un procedimiento sencillo, sin dolor y altamente efectivo. También se pueden aplicar barnices de flúor en consultorio para fortalecer el esmalte.
Pero más allá de los tratamientos, el enfoque debe ser educativo. Incorporar juegos, cuentos y canciones en la rutina de higiene puede transformar el momento del cepillado en una actividad divertida. Hay cepillos con personajes, pastas con sabores agradables y hasta apps móviles diseñadas para fomentar buenos hábitos desde edades tempranas.
Inculcar el valor de una boca sana desde la niñez es un regalo que durará toda la vida. Un niño que aprende a cuidar su salud bucal probablemente se convierta en un adulto más consciente de su bienestar general. Por eso, la prevención no solo es más económica que el tratamiento, sino también más poderosa.